jueves, 6 de abril de 2017

Moguer, 6 de abril de 2017 e. c.

No trates de limpiarme las lágrimas, mijita, es inútil. Además, estas lágrimas han de brillar más que las medallas lustradas con sangre ajena.

He contribuido a traerte a un mundo enajenado en el que cada vez es más cruento el odio y la forma de demostrarlo que tiene el ser humano.

Por supuesto, no quiero que veas esas imágenes, no aún; tus cuatro añitos no deberían despertar esa conciencia. Y te lo escribo porque aún no lo puedes leer, porque no es fácil seguir callando mi dolor por las imágenes que llegan en el maldito progreso armamentístico de las guerras y de las ambiciones. Es cruelmente paradójico que sea esto lo único que parezca seguir el curso de la evolución.

He visto criaturas humanas agonizando, asfixiadas y, quizás por lo que supones para mí, me he sentido agonizar viendo la impotente lucha de niños y niñas incapaces de respirar tras el ataque perpetrado contra su aldea con gas sarin, un gas mortal que genera previamente la agonía, un gas que no se ve venir.

Supongo que hay formas de morir asesinado que escuecen en la conciencia más que otras pero no pienses, por ello, que no se registran mis lágrimas en el censo del dolor por las demás guerras y atentados en el resto de este jodido planeta, jodido por el ser humano.

No entiendo nada. Cómo hay seres humanos incapaces de sentir dolor con las imágenes, con los hechos, con las consecuencias de sus malditos actos.

No tengo ganas de hablar, sólo de llorar y gritar. Pero observo que eso ya lo hacen los familiares y allegados que atienden a esas personas y disuelvo mi rabia como sé, con esta forma de escribir.

De verdad, lamento que éste sea el mundo al que te he traído. No soporto ver cómo se retuerce entre espasmos un ser humano, languideciendo para morir, y mucho menos aún si esos seres humanos aún no han despertado la conciencia de la realidad que les rodea, tal y como te veo a ti, repleta de la sabia inocencia que -tal y como me decías el otro día- tienen los niños y niñas que "deberíais gobernar porque así seríamos todos felices". Y me escuece también que son cosas que tú tendrás que ver a medida que vayas creciendo y adquiriendo conciencia de tu entorno porque esto no parece que vaya a cambiar más que a peor, y eso cambiará todo lo magnífico y espléndido de tu ser en estos momentos, de todos los seres de tu edad.

Disculpa si no encuentro sentido a nada de esto cuando tú buscas en mí aún todas las respuestas.

Se pierde la cuenta de las sábanas blancas que cubren los cuerpos, estos sin sangre, cruelmente asesinados en tantos y tantos lugares del planeta y el cínico enfoque de much@s consiente que esto, a fin de cuentas, no sea más que una estadística de quien no sabe contar las lágrimas de dolor. Equilibrio lo llaman algun@s que deberían empezar por poner de su parte en tal cometido.