Mira, mijita -la digo-,
los días que transcurren
van a resultar transcendentes;
por eso, es necesario
tratar de estar lúcido
y conocer bien al enemigo...
"¡Papi, papi, mira, es Dora!".
Y, claro, la sonrío.
Querrán arrodillarte -prosigo-,
que temas a seres que no existen,
que lleves una vida firme y recta
sin salirte de sus líneas,
figuradas pero poderosas,
para que ellos vivan tranquilos...
"¡Papi, papi, mira, Bob Esponja!".
Y, claro, la acaricio.
Tratarán de mirarte -insisto-
como simple mercancía,
por encima del hombro,
ningunearán tus revoluciones
pero tendré mi mano sobre tu hombro
instando a que sigas adelante...
"¡Papi, papi, te quiero mucho!".
Y, claro, la sonlloro.
Mijita -la digo con voz entrecortada-,
tu nombre pesa en la historia
y en muchas conciencias,
tiene la fuerza de revoluciones,
demasiada responsabilidad, tal vez,
¡ay, Manuela!, ¡ay, Manuela!*
"¡Papi, papi,... rumba, rumba, rum!".
Y, claro, nos cantamos.
* Del tema "Manuela (una historia más de guerra)", de Patxi Andión.
© Juan Calle